Emigrar, es una etiqueta que esconde verdades que solo quienes hemos emigrado conocemos en profundidad.
Intentando cuidar la palabra, porque cada una de ellas puede ayudarnos a levantarnos o ayudarnos a desmayar las acciones, de mí para mí, he optado por resumirlo en:
Cambiar de país, cambiar de sitio, elegir un lugar mejor donde vivir mis días, pro_curar para mis hijos una ciudad más próspera social_mente, etc., etc., es lo que por lo general refiero en mis diálogos con_migo misma para añadirme bueno y no auto_separarme dentro de una etiqueta social impuesta y que es tan dura.
La emigración ha sido afrontada por muchas generaciones. ¿Quién sabe en cada célula nuestra y en la información de ancestros, cuántos trayectos de idas y venidas traemos cada uno en nosotros mismos?
Por ello, la primera recomendación de mi para todos, desde el Amor es: no creas que somos los héroes o las víctimas de trasladarse de un lugar a otro en una u otras circunstancias. Ha habido barcos de multitudes, ha habido siempre primeros pobladores, ha habido siempre movimientos de asentamientos, los ha habido y los hay, sin tener aviones o trenes, sin tener nada más que la certeza de que una vida mejor sería encontrada.
Permitamos pues una re_colocación de los términos: no debemos percibirnos ni héroes, ni víctimas.
Es cierto que el el alejamiento físico de un entorno que nos vio crecer, es en si, una des_estructuración de grupos, un desequilibrio de dar y recibir, y un aparente acto de no tener eso que llamamos “familia”, y que yo elijo llamarle “grupo afectivo de sangre” o parientes.
Luego, una de las más pesadas asimilaciones dentro de la etiqueta “emigrado” , o, “inmigrante” es aquella que conlleva a lo que se conoce como Soledad.
Pero en esta “temida Soledad” propongo hagamos una pausa, porque es la que acusa en el pensamiento, se vuelve un verbo que modifica cada acción, “sentirse solos” se convierte en un estado mental pre_dominante que condiciona los sentires y los estados emocionales.
Respiremos, yo inspiro y expiro profundamente, para crear espacio a encontrar las palabras que os aporten torrentes de agua donde calmar la sed, o al menos, una semilla pequeñísima que colabore para una vida plena.
Sol_edad: Así, en esta descomposición no hay temores…más bien añade un logro. La edad del Sol. Los tiempos de los tiempos. Siempre.
Y entonces ¿por qué cuándo vemos esta palabra todos queremos evitar la edad del Sol? Por supuesto, por la programación que hay sobre ella, en la manipulación desde el lenguaje.
Soledad, en los términos etimológicos, viene del latín “solitudo”. Recordemos de dónde proviene el Latín. Por ello, las apariciones están relacionadas con escritos usados en la religión católica.
Su uso por ejemplo está evidenciado en algunos momentos con el “desierto” y en otros con no tener compañía, sin embargo, tal diferencia si se enmarca en la traducción que se ha hecho al inglés.
En inglés hay un “Estar solo por elección” : solitude (muy similar al latín)
Y otro, que es “Estar solo porque no tiene compañía”: lonileness (in_voluntaria_mente solos)
De dichos escritos, copio la siguiente frase del latín con su traducción al español, porque es la base de mi enfoque para suavizar los momentos que sentimos nos acusa la «Soledad».
Hanc ob rem monachi solitudinem quaerebant, sibi conscii aptum inibi se inventuros locum ad praesentiam Dei agnoscendam.
Por eso, los monjes buscaban el desierto, convencidos de que era el lugar adecuado para reconocer la presencia de D_os.
Y he aquí la cuestión: No es lo mismo Estar solo, que Estar a solas conmigo.
Cuando llegamos a com_prender este momento, nos separamos de la etiqueta asignada a “soledad”.
No estamos en soledad.
Estamos con nosotros mismos.
Y elegimos quién(es) nos a_compaña.
En mi re_flexión, que amorosamente te comparto, estar a solas contigo mismo, es un lugar que te permite conectar con la fuente de la creación, con lo sutil, con lo espiritual, con todo lo que realmente Eres, con la supra_inteligencia divina que todo provee, D_os, El Creador, tu chispa divina, Lo Eterno, El Universo…llámalo como quieras, está ahí para todos 🙂
Y hay también un hecho del que hacer_nos Res_ponsables:
La voluntad de emigrar ha estado habitando en cada uno de nos_otros (curioso lo de Nos y Otros) Ha sido una elección. Ha sido un Kmino seleccionado de entre una serie de otras posibilidades.
Regresando al alejamiento físico de la tribu de origen o “familia”. Hay muchas formas de mantenernos en contacto con todos aquellos a quienes amamos. Y hay muchas maneras de no tener contacto con nuestra “familia” incluso habitando la misma casa.
Pero, nos quedamos en la Soledad, porque ha sido el principio de contacto de un Padre que me comentaba:
Quiero que me ayudes porque no sé si estoy haciendo bien las cosas con mi hijo.
Somos extranjeros. Llegamos a España hace 2 años. No tenemos casi amigos. Nuestra familia vive en otro país.
Nosotros no compartimos muchas de las cosas que hacen otras familias y sus hijos, por lo que nos relacionamos muy poco con otros.
Lo estamos llevando a una comunidad de aprendizaje que está un poco lejos de casa, allí se lo pasa muy bien.
Pero lo que pasa es que nuestro hijo, que tiene ahora 10 años no tiene muchos amigos cerca y se siente solo en casa.
¿Cómo manejar esto para no sentirnos tan culpables de su soledad?
Añadiendo modificaciones en el enfoque, cambiamos la mirada, y los resultados son inmediatos, además de coherentes con la realidad.
Veamos por ejemplo, una primera Re_elección de las palabras, quedando algo similar a lo siguiente:
Somos 3 miembros de una familia amorosa y unida, asentados, por elección, en un país lejano al de nuestro origen, lo cual a veces Nos genera una cierta sensación de soledad, que sin darnos cuenta, transmitimos a nuestro hijo de 10 años.
Por decisión conjunta, somos selectivos al establecer relaciones personales, y elegimos muy bien con quienes compartir momentos y días. De estas elecciones que hacemos, ha resultado también que nuestro hijo de 10 años, asiste por ahora diariamente a una Comunidad de Aprendizaje en la que disfruta de relaciones acordes al respeto, el amor y la colaboración, en la cual manifiesta sentirse feliz y muy bien acompañado.
A veces, estando en casa, nuestro hijo nos hace saber que tiene deseos de estar jugando con sus compañeros .
También para nosotros, a veces, se nos hace lejos la casa de los amigos y parientes.
Hicimos luego el ejercicio de Mira por la ventana.
Una ventana imaginaria que tiene dos lados:
- Un lado que da al país del cual han elegido irse
- Otro lado que da a aquellos que ellos consideran que no “están solos”
Muy lindo el resultado.
La cara de felicidad de estos padres me resultó muy re_confortante! Llegaron a abrazarse porque comprendieron que todo en sus vidas es amor y felicidad, que sus elecciones han sido las que volverían a elegir otra vez.
En este ejercicio no puedo aportar más detalles porque contienen mucho contenido personal que no voy a compartir, pero podemos resumirlo en estos tres aspectos:
- Encontraron a la soledad y se despidieron de ella
- Conversaron desde el Amor con su hijo, quien colaboró con su clan sin vacilar, como siempre hacen los hijos
- Comprendieron cuanto habían trascendido y cuánto se habían cohesionado en su Grupo de Amor, sin ningún reproche que les continuara asediando o acusando indebidamente,
Te lo cuento como lo he vivido. Te ofrezco puntos desde dónde re_encontrarte, porque tú ya eres suficientemente capaz de gestionarlo todo.
XPLORERD